Para leer al pato Donald: Del Imperio Disney al Colonialismo Cultural

 

Esta es una obra fundamental que examina cómo la cultura popular, en particular la representada por la historieta de Disney, contribuye a la perpetuación de las relaciones de poder colonialistas y neocoloniales.

Dorfman y Mattelart desentrañan cómo la historieta de Disney, con personajes emblemáticos como el pato Donald, se convierte en un vehículo para la promoción de valores, estereotipos y narrativas que refuerzan la hegemonía cultural occidental. A través del análisis de la narrativa y la iconografía de Disney, los autores revelan cómo se glorifica el individualismo, el consumismo y la superioridad occidental, mientras se estigmatiza y se representa de manera simplista a las culturas no occidentales, contribuyendo así a la construcción de un imaginario colonialista.

El texto también aborda cómo la exportación de la cultura de masas, liderada por la industria del entretenimiento estadounidense, actúa como un mecanismo de colonización cultural en contextos globales. Dorfman y Mattelart argumentan que la difusión de productos culturales como las historietas de Disney no solo implica la imposición de un modelo cultural occidentalizado, sino que también perpetúa relaciones de dependencia económica y cultural entre el Norte y el Sur global. Esta dinámica se traduce en una situación en la que las naciones colonizadas son tanto consumidoras como productoras de cultura, pero su contribución es subordinada y explotada en beneficio de los intereses coloniales y neocoloniales.

A pesar de la dominación cultural ejercida por la comunicación de masas, Dorfman y Mattelart también identifican el potencial de resistencia cultural dentro de estos mismos medios. Argumentan que la apropiación y la reinterpretación de símbolos culturales hegemónicos pueden ser una forma poderosa de desafiar la hegemonía colonial y de reclamar la autonomía cultural y política. Así, la resistencia cultural se convierte en un acto de subversión contra la imposición de narrativas hegemónicas y en una herramienta para la construcción de identidades alternativas y emancipatorias.

A modo de resumen, esta obra ofrece una crítica profunda y perspicaz de la relación entre la cultura popular y el colonialismo. Su análisis nos invita a reflexionar sobre cómo la comunicación de masas puede ser utilizada como un instrumento tanto de dominación como de resistencia en el contexto de la globalización. En un mundo cada vez más interconectado, su trabajo sigue siendo relevante para comprender las dinámicas de poder que configuran nuestra realidad mediática y cultural, así como para imaginar formas de desafiar y transformar estas estructuras de poder hacia un futuro más justo y equitativo.

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